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MáS ALLá DEL APOCALIPSIS DEL RETAIL

Hubo un tiempo en que los mayores problemas para el retail de Estados Unidos eran el avance del ecommerce, la elevada densidad comercial o la abultada deuda de sus históricos operadores. Todo aquello había formado una inmensa bola de nieve que dio lugar al denominado Apocalipsis Retail: una retaíl de quiebras y concursos entre 2017 y 2019. Nadie pensó que aquella catástrofe tendría un epílogo en forma de pandemia, que ha terminado arrasando con muchos de los operadores que sobrevivieron a aquel primer fin del mundo. 

Que la cuna del retail moderno. Donde nacieron los grandes almacenes, las rebajas y el Black Friday. El lugar donde se inventó el prêt-à-porter y el casualwear, que vistió a medio planeta en zapatillas. Y ahora ha sido el primero en caer. Para el retail de moda de Estados Unidos, el coronavirus ha supuesto sólo la puntilla a años de reestructuración a contrarreloj. El Apocalipsis Retail era esto.

La pandemia cogió a la moda estadounidense cuando todavía se lamía las heridas de los sonados concursos de los últimos años: de fenómenos recientes como American Apparel o Nasty Gal a gigantes como Payless, Sears, David’s Bridal, Barneys o Forever21.

 

Los problemas que compartían la mayoría eran una sobrexposición al mercado estadounidense, tan grande que en épocas de bonanza no hizo necesaria la expansión internacional; una saturadísima red de tiendas, insostenible ante el avance del online, una abultada deuda y un producto que no había logrado adaptarse a la era del fast fashion, en la que reinan los grupos europeos.

Con el cierre de tiendas declarado para frenar la expansión del coronavirus, otros gigantes claudicaron. El primero en caer fue True Religion, especializada en denim y que vivió su momento de gloria en la década de los 2000.

La empresa entró en concurso en 2020, la segunda vez en tres años, argumentando que, aunque preferiría esperar a que pasara la crisis del coronavirus, "simplemente no podía permitírselo".

La marca, con base en California, se había quedado en tierra de nadie, sin marca para competir con el denim de lujo pero demasiado cara para hacer frente a la creciente competencia de marcas como Levi Strauss o Madewell.

Mayo fue el mes negro para el retail de Estados Unidos: J. Crew, Neiman Marcus y JC Penney entraron en concurso. J. Crew se acogió al chapter 11 tras llegar a un acuerdo con sus acreedores para convertir unos 1.650 millones de dólares de deuda en equity. La empresa, fundada en 1947 en Nueva York, comenzó vendiendo por catálogo y a cierre de 2019 contaba con 492 tiendas, tras cerrar casi un centenar en los últimos años.

Los grandes almacenes Neiman Marcus, por su parte, presentaron concurso con una deuda de 5.000 millones de dólares tras tener que cerrar 43 de sus tiendas Neiman Marcus, casi 24 de sus outlets Last Call y sus dos flagships de Bergdorf Goodman en Nueva York.

La empresa, con sede en Dallas (Texas), se fundó en 1907 y controla también el ecommerce Mytheresa, que fue excluido del proceso concursal. El grupo llegó a un acuerdo con parte de sus acreedores para obtener un nuevo crédito de 675 millones de dólares y refinanciar parte de su deuda. Como parte de su plan de reestructuración, la empresa prevé cerrar la mayoría de sus outlets y despedir a unos 750 empleados en los próximos meses.

Otro histórico grupo de grandes almacenes que presentó chapter 11 fue JC Penney, con 107 años de historia y 850 tiendas en Estados Unidos. “Como resultado de la pandemia del coronavirus, la industria minorista estadounidense ha experimentado una nueva realidad profundamente diferente, que requiere que JCPenney tome decisiones difíciles para proteger la seguridad de nuestros asociados y clientes y el futuro de nuestra empresa”, justificó Jill Soltau, consejera delegada del grupo. La empresa logró pactar 900 millones de financiación con sus acreedores para poder seguir operando mientras prosigue el proceso concursal.

La pandemia también terminó con las esperanzas de Brooks Brothers, que llevaba desde finales de año tratando de buscar un comprador. El grupo especializado en moda masculina, con 202 años de historia, presentó concurso en julio.

Además de los problemas que comparte con otros de los grupos en concurso, Brooks Brothers cuenta también con las tendencias en su contra: en un contexto de creciente casualización de la moda masculina, cada vez hay menos hueco para esta histórica cadena especializada en trajes y que ha vestido a decenas de presidentes del país.

Aunque no han terminado en los juzgados, otros gigantes como Gap o Macy’s también han tenido que encarar duras reestructuraciones por el golpe del Covid-19. El grupo de grandes almacenes, que en 2017 ya realizó el mayor ajuste desde el crack del 29,  anunció en junio el despido de 3.900 empleados para ahorrar 365 millones de dólares este año y 630 millones al año a partir de 2021.

Gap, por su parte, anunció la salida del 10% de su plantilla de oficinas, donde trabajan 12.000 personas, y firmó un acuerdo con IMG para licenciar sus marcas con el objetivo de acelerar sus ventas sin cargar su estructura.

En agosto llegaría el cierre de Lord&Taylor, un gran almacén especializado en moda de lujo y con más de 190 años de historia, y el de Century21, otro histórico del retail de Estados Unidos y pionero del modelo de ventas de moda con descuento.

"Si bien el dinero del seguro nos ayudó a reconstruir tras sufrir el devastador impacto de [los atentados del] 11 de septiembre, ahora no tenemos más alternativa viable que iniciar el cierre de nuestro querido negocio familiar porque nuestros aseguradores, a los que hemos pagado significativas primas cada año para que nos protejan ante circunstancias no previstas como la actual, nos han dado la espalda en el momento más crítico", aseguró el consejero delegado de Century21, Raymond Gindi en un comunicado. La empresa, fundada en 1961, cerró todos sus establecimientos.

Pero no todos han perdido con la caída en desgracia de los reyes del retail de Estados Unidos. Los ganadores han sido las compañías dedicadas a la gestión de activos como Authentic Brands o Marquee Brands, que han salido a la caza de estas marcas reconocidas a precio de saldo.

A principios de año, Authentic Brands se alió con los dueños de centros comerciales Simon Property Group y Brookfield Property Partners para tomar el control de la marca Forever21. A finales de 2019, la empresa había comprado también Barneys con el objetivo de licenciar la marca a Hudson’s Bay, propietaria de Saks Fifth Avenue. El grupo es, junto con Marquee Brands, WHP o Sequential Brands, una de las interesadas en Brooks Brothers.

Por JC Penney, por su parte, se ha interesado el fondo de inversión Sycamore Partners, que el pasado abril rompió el acuerdo con L Brands para comprar la cadena de íntimo Victoria’s Secret

La crisis en Europa.

A diferencia del anterior Apocalipsis Retail, motivado por características propias del comercio en Estados Unidos, esta crisis ha golpeado de lleno al sector en Europa. En Francia, Celio, Kidiliz, Naf o Camaïeu son algunas de las empresas que han terminado en los juzgados. Kidiliz, que fue uno de los mayores grupos de moda infantil del mundo, terminó en liquidación después de que su propietario, el grupo chino Semir, se negara a aportar los 30 millones de euros necesarios para mantener la actividad.

Sus activos se vendieron a siete empresas, entre ellas ID Kids, CWF y la estadounidense Hanes Brands.  ID Kids se quedará con varias marcas, incluida Absorba, 79 tiendas y 229 trabajadores. CWF conservará 87 puestos de trabajo, Hanes, otros 87 trabajadores y Vicenzo Zucchi asumirá 173.

En Alemania, Esprit se acogió a los denominados Protective Shield Proceedings, un mecanismo de la ley alemana de insolvencia que permite a la empresa preservar la liquidez y focalizarse en la reestructuración. La reestructuración incluye el cierre de unas cincuenta tiendas en Alemania, el 50% de su red en el país. La mayoría se realizarán hasta finales de noviembre. Estos cierres se suman a los 56 anunciados en Asia el pasado abril.

Esprit también acometerá 1.200 despidos, el 20% de su plantilla. De ellos, 800 son empleados de tienda en Alemania, 300 trabajan en la sede central y cien más trabajan en las oficinas de Hong Kong. Esta medida está sujeta a las negociaciones con los empleados.

El grupo espera que todo el plan suponga un ahorro anual de cien millones de euros al año y un coste único de 55 millones de euros. “Las medidas harán a Esprit más lean y ágil, con una mejora de la productividad y en forma para el futuro”, explicó la compañía en un comunicado.

Los retailers europeos tuvieron que hacer frente al cierre de tiendas decretado en varios países

También la alemana Escada regresó a los juzgados. La compañía de lujo, que ya estuvo en concurso de acreedores en 2009, presentó en septiembre un procedimiento de insolvencia en la Audiencia Provincial de Múnich. El proceso afectó sólo al negocio de Escada en Alemania, donde la compañía emplea a 150 personas. El objetivo de la empresa es suprimir sus operaciones corporativas en el país y reducir todavía más su red de retail. La empresa atribuyó la decisión al descenso de las ventas por el coronavirus, aunque el grupo estaba ya en una situación crítica antes del estallido de la pandemia.

Las últimas en llegar fueron las crisis en Reino Unido. En diciembre quebraron Topshop y también Debenhams, uno de los grandes almacenes históricos del país. La empresa ya había llevado a liquidación sus filiales en Irlanda, Hong Kong y Bangladesh en abril, y finalmente optó por nombrar administradores, donde cuenta con 124, tras fracasar en la búsqueda de un comprador.

Fuente: Modaes.