Si hay un fenómeno económico que tomó mayor vuelo en el país debido a la pandemia del coronavirus, fue el de los llamados negocios de descuentos duros o marcas de bajo costo, toda vez que la tendencia de consumo hacia bienes y servicios más económicos se ha hecho más evidente en los últimos meses con los buenos comportamientos de marcas low cost en distintos sectores.
Según el reciente estudio Consumer Insights de la División de Consumo Masivo de Kantar, en 2020 los discounters o negocios de descuentos duros se destacaron por “su crecimiento y constancia en los momentos de abastecimiento, cuarentena y reapertura”.
En estas tiendas están comprando nueve de cada 10 hogares del país, incluso en los sectores de estratos altos.
“Una mayor consciencia tanto de la relación costo-beneficio como a la preocupación por la salud hicieron que los gimnasios de bajo costo al inicio vieran una reducción de usuarios y posteriormente recibiéramos nuevos afiliados”, comentó David Raya, director general de Smart Fit Colombia.
Ante este incremento el plan de expansión de la compañía que se venía gestando en 2020, hizo posible que para este año la empresa inaugurara 6 nuevas sedes, cuatro en Bogotá, una en Bucaramanga y otra más en Santa Marta.
Marcas como D1 tuvieron un crecimiento exponencial el año pasado, no solo porque sus productos son de primera necesidad, sino porque las personas reorientaron el gasto hacia precios más económicos.
En octubre la compañía logró consolidar su tienda número 1.500 en San José del Guaviare, alcanzando presencia en 300 municipios y 26 departamentos. De acuerdo con los últimos reportes Brandstrat,
Tiendas D1 tuvo un crecimiento del 12 % durante la pandemia, especialmente en el estrato 3.
Por su parte Justo & Bueno incrementó un 6 % en este indicador, donde su incidencia en los sectores 4, 5 y 6 llegó hasta el 10 %.
En el caso de restaurantes, marcas ‘low cost’ como la Vera Pizza completaron cuatro franquicias vendidas en Bogotá y Medellín; y buscaban llegar a Cali y Barranquilla.
Para Rafael López, presidente Ejecutivo de Brandstrat, aunque la migración hacia marcas más económicas era una tendencia que se venía presentando desde el 2018, con la pandemia el año pasado el
consumidor “mejoró la percepción de calidad en las segundas marcas”.
Esta tendencia se vio reflejada especialmente en productos de aseo para el hogar, lácteos, y alimentos básicos.
Mientras que antes del 2020 el indicador de cambio hacia marcas económicas se ubicaba en apenas el 14 %, entre marzo y agosto, con el confinamiento subió hasta el 27%, según esta compañía.
Además, vale destacar que aunque la tendencia ha disminuido levemente, después del octavo mes del 2020 y hasta la actualidad el indicador sigue siendo 10 puntos porcentuales superior al de 2019 (24 por ciento).