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EL SEGMENTO DE NI EMPLEADOS, NI HIJOS. ¿OTROS NINIS?

Estamos ante la redefinición de un nuevo segmento en el mercado. En 1999, en el informe Bridging the gap: new opportunities for 16-18 year olds not in education, employment or training*, se usó por primera vez el término nini (not in education, employment or training, NEET), para referirse a los jóvenes desempleados que no están recibiendo educación ni formación profesional: ni trabajan ni estudian.

Esta población ahora es relevante por su aumento en participación y orden de magnitud. En Colombia, queda claro en el artículo de Noelia Cigüenza Riaño que 1 de cada 5 jóvenes en Colombia, ni trabaja ni estudia y –más impactante aún– por cada hombre nini, hay dos mujeres en la misma condición. Este dato nos exige pensar mucho más allá y tomar acciones importantes desde nuestras empresas.

 

Ahora surge otro segmento, producto del boom de la tecnología, cuya premisa no es ser joven, educado y sin ganas de trabajar, sino todo lo contrario. La evidencia en varios países del mundo muestra cómo cada vez más jóvenes buscan ser empresarios y no tener hijos: ni empleados, ni hijos.

Comenzamos a comprender este segmento en el que, impulsado por los cambios tecnológicos, el freelance tiene oportunidades de mercado sólidas, las startups obtienen financiación, los pequeños restaurantes y marcas emergentes de moda transforman el ecosistema empresarial. Todo esto da forma a una nueva generación de emprendedores, programadores, consultores y diseñadores que dedican cada vez más su tiempo a crear empresa, sin tener hijos.

 

Comenzamos a comprender este segmento en el que, impulsado por los cambios tecnológicos, el freelance tiene oportunidades de mercado sólidas, las startups obtienen financiación, los pequeños restaurantes y marcas emergentes de moda transforman el ecosistema empresarial.

Todo esto da forma a una nueva generación de emprendedores, programadores, consultores y diseñadores que dedican cada vez más su tiempo a crear empresa, sin tener hijos.

 

 

Este antagonismo entre ninis –los unos no quieren trabajar y quieren seguir siendo hijos y los otros desean crear, producir, diseñar y cambiar el mundo, sin tener hijos– es increíblemente inquietante. Algunos quieren que el Estado y sus padres los mantengan, mientras otros buscan la forma de cumplir sus propias metas.

Tener hijos genera responsabilidades que ocupan presupuesto y tiempo, requiere dedicación y es un proyecto que no acaba en la vida. Las personas que han sido padres desarrollan capacidades que no es posible aprender de otra manera diferente a tener un hijo y experimentan millones de decisiones complejas que deben tomar día a día, además del rol de educar y formar nuevos seres humanos.

 

El futuro verá la tensión de estos segmentos: los cómodos y los laboriosos, las cigarras y las hormigas, que solo tienen en común que no quieren tener hijos. Esto hará que la población se reduzca más rápido, lo cual contraerá la producción de bienes y servicios, disminuirá el empleo y nos envejecerá. Y deja una pregunta: ¿podrán la tecnología y el Estado equilibrar esta brecha?

 

Fuente: Camilo Herrera para Publicidad & Mercadeo.